lunes, 26 de febrero de 2007

Las alergias de otoño enlazan con las de primavera por la falta de frío

El anormal comportamiento térmico que caracteriza al actual invierno, es decir, el poco frío que está haciendo, ha enlazado los estornudos, las irritaciones de ojos y nariz y los ahogos que la población alérgica sufrió en otoño por las polinizaciones propias de esa temporada con las rinitis y conjuntivitis que habitualmente vuelven a atacarles al llegar la primavera, cuando estallan en el ambiente los pólenes arbóreos que anuncian la llegada del calor.

Las alergias otoñales apenas han desaparecido este invierno, y las reacciones primaverales han llegado con casi un mes de adelanto, asegura la doctora Anna Cisteró, presidenta de la Societat Catalana d'Al.lergologia i Inmunologia Clínica (SCAIC).

Ya ha explotado el polen de las malezas y las plantas trepadoras, algo que no se esperaban hasta finales de marzo. "Los alérgicos a pólenes ambientales no han dejado de sufrir síntomas desde octubre --dice Cisteró--. Es más, ahora les están aumentando de nuevo".

La planta parietaria, habitual en el litoral catalán cuando llega el calor, está floreciendo en pleno febrero y eso significa que sus pólenes están en plena eclosión. "Las alergias que clasificábamos como de temporada están pasando a ser perennes". O así es al menos este invierno.

La población catalana afectada por algún tipo de alergia ha aumentado de forma importante en los últimos seis años. En la actualidad sufren este tipo de reacciones el 25% de los ciudadanos, casi el doble que en el 2000. Prácticamente todas las actividades de la vida cotidiana están demostrando ser susceptibles de originar una reacción alérgica, según indican diversos estudios epidemiológicos.

El requisito para que una persona sufra una alergia --reacción exagerada del sistema inmunológico ante un objeto o sustancia que roza o se adentra en el cuerpo-- es que el contacto con el agente que la causa sea frecuente y repetitivo. No se sufre alergia a un elemento que apenas se toque, se coma o se respire.

Los alimentos más alergénicos en cada zona geográfica son los que se toman o con los que se convive casi a diario: la leche y los huevos encabezan ese rechazo en España. Medicamentos, insectos, animales de compañía, joyas metálicas, perfumes vaporizados y, por supuesto, los prolíficos ácaros del polvo son los responsables de las principales reacciones alérgicas en los países del sur de Europa. Evitar el contacto con el elemento que causa la alergia --tras su detección, que no siempre resulta ser sencilla-- es la solución más eficaz para evitar esa reacción, comenta Cisteró.

"Quien sufre alergia respiratoria al polen de las plantas debe evitar desde ahora mismo y hasta el verano los paseos por el campo, sugiere la presidenta de la SCAIC En los días de sol y viento, lo aconsejable es que no salgan de casa, o que lo hagan con mascarilla". Las primeras horas del día y las últimas son las más molestas para una persona alérgica a los pólenes ambientales. Lo ideal es tener las ventanas de casa cerradas y ventilar el hogar al mediodía, evitando las corrientes de aire.

Si la alergia está provocada por el polen de los árboles --el ciprés o el plátano son los principales alergénicos en Catalunya--, el grueso tamaño de las esporas únicamente les permite acceder a las mucosas externas, las de la nariz y los ojos, lo que provoca rinitis (constante goteo nasal) y conjuntivitis (enrojecimiento y lagrimeo ocular). Cuando la causa son los minúsculos pólenes florales, las esporas pueden alcanzar los bronquios e iniciar crisis asmáticas mayores.



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